Cossete

Las olas atacan a la isla con un ímpetu voraz, pero ella parece inmune a toda clase de hostilidad. Su consuelo es simplemente ser morada de bellas avez migratorias.......

Thursday, September 13, 2007

Fortune´s Fool

Hace algunos meses iba en un bus para la universidad, tenia clase de 7 y eran las 6:22am, tenia el tiempo preciso para llegar en punto a la clase, pero de repente un trancón; comenzaba a desesperarme y a convencerme de que me daría el mediodía en el bus. El señor de la banca de atrás le gritaba al conductor que saliera por otra vía pero era imposible: no había escapatoria; después de 20 minutos de insoportable espera la gente del bus y de los otros buses miraba por las ventanillas algo con asombro: el primer muerto de la mañana. Era un tipo de una moto el que había sido arroyado por una buseta de la verde san Fernando; la escena era azarosa, el accidente fue en el puente de la 5° con Roosevelt, a un lado, sobre el anden y la carretera estaba el cuerpo sin vida de un hombre morena de unos 32 años con pantalones de dril claros y una chaqueta casi del mismo color, le faltaba un zapato y uno de sus pies reposaba sobre las barandas del puente. Tenía los ojos abiertos y una lágrima había corrido por su cien mientras miraba al cielo, de seguro eso fue lo último que vio y con lo que se despidió de este mundo. Su aspecto era como el de una de esas personas que te dan la hora en la calle o de esas que vemos en el parque con sus hijos comiendo helado, tenia cara de ser papá de niños pequeños y algo me decía que minutos antes se había despedido de beso de su esposa mientras que a ella, precisamente ese día, se le olvidaba darle la bendición para que estuviera protegido por Dios como siempre; se le olvidó porque a su pequeño Marcos de ocho años se le hacia tarde para ir al colegio… de haber sabido que algo así pasaría, ella no hubiera despertado a su amado aunque eso le costara perder el trabajo de mensajero que días atrás, con mucho esfuerzo, había conseguido.

Al otro lado de la escena pero no muy alejado del cuerpo del motociclista estaba el conductor de la verde san Fernando, sentado en el andén perturbado por su suerte matutina con las manos en la cabeza y los ojos llorosos. Era un hombre gordito de unos 37 años, de esos que te saludan de buena gana cuando te recogen, de esos que sintonizan en las mañanas esas emisoras de salsa para alegrar el día, de esos que cuando terminan el turno a las 10:00pm van directo a su casa y contemplan con orgullo la imagen de sus hijos ya acostados; parecía de esos que son pobres pero felices, pero al que también su mujer olvidó darle la bendición, antes de coger su buseta, para que fuera con Dios como siempre; lo olvidó porque cuando su esposo salio ella estaba preparando con afán el desayuno del pequeño Andrés de once años.

El uno se preguntaba desconsolado: en que momento se le volvió mierda la vida, en que momento torció de mas la dirección de su buseta y sin querer arroyó a un hombre, en que momento Dios, que siempre lo había protegido de todo mal y peligro, se había olvidado por un instante de él y lo dejó a la deriva.
El otro, desde la eternidad y también desconsolado se preguntaba en que momento tomó el lado izquierdo del puente y no el derecho, en que momento la vida se le fue de golpe contra el pavimento y se perdió entre el sonido de las bocinas de muchos carros. Ambos en el mismo instante pensaron en sus familias, en lo que pasaría de allí en adelante, en la reacción que tendrían cuando se enteraran de aquel fatídico suceso, de aquel juego macabro del destino; ambos pensaron por un momento que talvez podría ser una pesadilla y desearon con fe despertar de nuevo, pero esa clase de dolor que sentían no era típico de los malos sueños y se dieron cuenta que el uno estaba en el infierno y el otro en el cielo.

Hay que ver lo mal que puede funcionar la vida cuando le da la gana.
Que Dios nos proteja cada mañana y que no permita que nos sorprenda la muerte...