La vida en las caras.
El tiempo cambia todo a su paso y nadie puede detenerlo. En la mañana estamos fuertes y llenos de un aire salubre que desprendemos por doquier; en la tarde, ya casi al anochecer, tenemos un desaliento a flor de piel y no podemos tener nuestros ojos atentos pero ya vislumbramos lo inevitable, y de repente, la muerte, cuando casi pasamos al otro dia.
La vida no parece tener sentido si no somos niños siempre. De seguro lo ha confirmado todo anciano al final del día.
La vida no parece tener sentido si no somos niños siempre. De seguro lo ha confirmado todo anciano al final del día.
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