Cossete

Las olas atacan a la isla con un ímpetu voraz, pero ella parece inmune a toda clase de hostilidad. Su consuelo es simplemente ser morada de bellas avez migratorias.......

Friday, April 18, 2008

Gato Negro.




















He visto al gato negro dando pasos sigilosos
entre los escombros de la nada.
Es el mismo que naufraga en el silencio.
El mismo que parece ausente mientras
conjura penas apremiantes del corazón.

Un gato convaleciente de heridas graves,

de cuyos dolores se escuchan melancólicos maullidos
que divagan a través del eco piadoso,
único aliado que agita y acompaña el desencanto de su voz.

Lo he visto agobiado por los recuerdos
en un ritual taciturno que repite noche tras noche
en interminables horas de llanto y feroces pleitos imaginarios.

Lo he visto suspirando las nostalgias de su pasado.
Nostalgias de agravios y desengaños
De agonías y añoranzas.
De pasiones y sueños etéreos.
De esquelas desatinadas sin destinatario,
todas trastocadas y pringadas por el olvido
en el neceser de su inconciencia.

Lo he visto retozando con otras gatas,
saciando su naturaleza concupiscente y lasciva
en busca de un paliativo para su soledad,
pero la bendición de sus amantes
jamás será el sosiego de su espíritu
y entonces se da a la fuga.

También lo he visto en callejones oscuros
deslizándose por pasadizos secretos
que desembocan en los laberintos empantanados de la desesperanza.
Esa es su morada y solo ahí puede enroscarse
como gato indefenso y temeroso.

Este gato negro, criatura bohemia y suicida,
camina a tientas por el lindero que separa la fatídica locura de la insoportable mesura;
mira para ambos lados y parece burlarse con un maullido,
mira de soslayo y con un meneo de cola hace a un lado la dicotomía de su destino.

Es un felino insensato de la cofradía de la luna
que espera con fervor el plenilunio,
una excusa para liderar la romería de animales nocturnos
que se pierden por desfiladeros perfumados por jazmines
y cantan antologías de maullidos tristes y hermosos.

Es un animal de la calle, de pelaje bruno y ojos nacarados como bisutería hechiza.
Un espectro palmario en la noche y translucido en el día.
Una mentira de la vida, una alegoría de la soledad y el desahucio,
pero sobretodo un espectador de esta realidad pasmada

Ah! Pequeña esencia de mi ser… llevas tiempo sin ronronear
y tus merodeo por intrincados caminos me desvelan y me llenan de miedo.
Mi gato negro, no quiero que te pierdas
Mi gato negro… déjame acicalarte una vez más.